miércoles, noviembre 18, 2009

Astrum 2009- Ciudad del Vaticano

El pasado fin de semana, varios eventos de índole astronómica tuvieron lugar en torno a ASAAF. El primero y más importante, la astro-acampada de inicio de curso, del que muy pronto contaréis con una crónica aquí, en la bitácora de la Asociación.

El segundo y más discreto, pero no menos emocionante, y que no nos resistimos a dejar de relatar, fue la visita de dos socias de ASAAF a la exposición "Astrum 2009 -Astronomia e Strumenti" del Vaticano. Estas dos socias de la facultad de CC. Físicas (Sara y una servidora) se encontraban de viaje en Roma para visitar a una tercera socia que se encuentra allí de Erasmus. ¡Cuál fue su sorpresa cuando, haciendo la cola para acceder a los Museos Vaticanos, descubrieron que había también una exposición astronómica! Como buenas asaaferas, entramos en la exposición de cabeza y decidimos que aquella serendipia merecería una crónica en la que compartir con vosotros la experiencia.

Ahora bien, ¿cómo relataros la crónica sin despertar la envidia? ¡Me temo que es imposible! La exposición resultó tan sumamente fantástica, ¡que nos damos envidia a nosotras mismas! Pero como sabemos que sois gente sana, y que estáis ávidos por ver las fotos y por tener todo lujo de detalles, asumiremos que la envidia es un mal menor y, quien no esté de acuerdo, puede dejar de leer a partir de este punto.



La exposición cuenta, nada más entrar, con varios globos de distintas épocas que representan el firmamento y la concepción que de él se tenía por aquellos entonces. Además, recoge una decena de libros con dibujos de telescopios de época y con diagramas heliocéntricos de movimiento de los astros, y otros hitos de la Historia de la Astronomía. Entre ellos, una obra escrita por Copérnico. Tras avanzar un poco más, topamos con un par de bellísimos telescopios de madera de largas focales y algunos hermosísimos dibujos iluminados en varios libros. Y, ¡oh, grandísima sorpresa! (y este será uno de los momentos de máxima envidia), hete que allí estaban varios libros ¡de puño y letra del mismísimo Galileo Galilei! Sí, señores, estos modestos ojos han tenido el privilegio de contemplar sus mapas de las manchas solares, sus dibujos de las fases de Venus y sus esquemas de los cráteres lunares, así como varias de sus tablas y textos, redactados con esa inclinada letra caligráfica suya.



Después de extasiarnos largamente en la contemplación de estas obras y una vez superada la súbita arremetida de adrenalina, logramos proseguir en nuestro recorrido de la sala. Una serie de pinturas de época en un pequeño corredor retrataban a astrónomos durante sus noches de observación, y una maqueta movil del Sistema Solar se encontraba en su extremo final. La sensación que nos invadía en aquellos momentos era la de que, cual a niños, nos hubiesen soltado en una feria, en este caso llena de juguetes, carruseles y chucherías astronómicas.

No obstante, la mayor de las sorpresas estaba aún por llegar. Al doblar la esquina del corredor, el asombro y la maravilla más absolutos nos invadieron. Literalmente sin palabras. Y como más vale una imagen que mil palabras, me serviré de la siguiente para compartir la visión que nos asaltó con vosotros:



¡Sí, asaaferos, sí! Una sala llena de telescopios antiguos e incluso con un sextante de mayor estatura que la mía propia. Tan delicados, tan bellos, trabajados en madera y primorosamente ensamblados. ¡Jamás he visto telescopios tan bonitos! (Por cierto, ¿habéis visto nuestras caras de alucinadas en la foto?)

En fin, por no destriparos todos los detalles y pequeñas joyas de la exposición, me detendré aquí en nuestra crónica. Sin embargo, me permito animaros a aquellos que tengáis previsto un viaje a Roma de aquí a finales de enero de 2010 a que visitéis esta estupenda exposición, llena de tesoros históricos. La mejor forma en la que puedo convenceros de que la exposición merece la pena es confesándoos que los guardias se quedaron súper-impactados y divertidos por nuestras caras de emoción y entusiasmo cuando nos marchamos de la exposición; tanto, que se les veía comentar a propósito de nuestras expresiones y de lo mucho que se notaba que habíamos disfrutado ;-)

PD: Lamento si esta crónica a causado ataques agudos de envidia, pero qué se le va a hacer: unas veces dan envidia unos y otras, la damos otros. ¡Alegraos por nosotras! Y seguro que pronto vosotros tenéis alguna anécdota astronómica estupenda.
PD2: a parte de todo lo demás, ¡esperamos que la crónica os haya resultado interesante!

martes, noviembre 17, 2009

Astroacampada de noviembre

Entrada publicada hoy como aportación al Carnaval de la Física.

He visto estructuras filamentosas cerca de la nebulosa de Orión. He visto satélites orbitando a planetas, dobles cúmulos en Perseo y estrellas en formación en las pléyades.


Nuestro periplo dio comienzo el sábado, desde el Planetario, punto de reunión clásico. De ahí partió nuestra fila de coches, llegando sin mayor novedad hasta Madridejos. Una vez allí, asumimos que el camino hasta la zona de acampada existía, así que procedimos a recorrernos todos los caminos que salían del pueblo hasta encontrarnos con el correcto.

A todo aquello, los cielos amenazaban cubiertos. Nuestras esperanzas de observar eran pocas, pero Ceta insistía en esperar y ver.

Una vez en el lugar, procedimos al despliegue de nuestra pléyade de tiendas 2'', mientras alguna gota amenazaba. Las esperanzas se desvanecían por momentos, así que nos refugiamos en la comida. Al grito de «¡UNGA!», algunos recogimos palos secos para la barbacoa, nos hicimos fotos jugando con la luz, y comimos en ambulancia.




De repente, Urano se apiadó de nosotros, y mientras los últimos rescoldos se apagaban, las nubes desaparecieron, y toda la horda corrió rauda a montar los telescopios.

Los objetos más apetecibles fueron Júpiter y la nebulosa de Orión, y los observamos compulsivamente; pero también cayeron ante nuestros ojos las Pléyades, el doble cúmulo de Perseo, el Pesebre, Marte, la preciosa Albireo, ε-lyrae...

Ya a las cinco, cuando todos estaban somnolientos, los cielos se cerraron de nuevo y tras la recogida, todos se fueron a dormir.

¿Todos? ¡No! Unos pocos resistieron entonces y siempre a Morfeo, y se quedaron hablando de lo divino y lo humano bajo un manto de nubes y frente a las luces del pueblo.




Ya en la mañana, todos nos levantamos -algunos con público-...


... desayunamos y nos hicimos la foto de grupo de rigor:



Los que aún quedábamos, hicimos un corro, nos presentamos, jugamos...




... y finalmente nos disolvimos en paz y harmonía.



¡Que las estrellas fugaces sean con vosotros!

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