domingo, enero 17, 2010

Quince años de pasión por la astronomía

El ser humano actual desentraña continuamente misterios que en otras épocas supusieron un hito inigualable. Nuestros avances, nuestros descubrimientos o incluso nosotros mismos. Y, sin embargo, el firmamento no ha dejado de maravillarnos desde tiempos remotos. ¿Qué tiene el cielo nocturno para que nos fascine de ese modo?

Cuando alzamos la vista, nuestros ojos nos muestran puntos luminosos que parecen estar sujetos a la bóveda celeste. En vez de eso, como si se dirigiera a nosotros, el cielo nos muestra la historia de las civilizaciones antiguas plasmadas por ellas mismas en las constelaciones. Ya sea debido al gusto por las leyendas que las acompañan o puede que por el hecho de que nos permiten orientarnos, nos pasamos horas observándolas.

Nuestra curiosidad innata nos impide conformarnos con tal asunto; queremos saber más. Planetas, lunas, nebulosas, supernovas, galaxias o agujeros negros: la Tierra es una minúscula parte de ese Todo. Quizá no dispongamos de grandes y costosos equipos; es posible que no entendamos demasiado de leyes universales, pero tenemos excelentes alternativas. Con un placer infinito, aficionados de todos los calibres nos reunimos para contemplar la realidad existente más allá del planeta azul.

Cualquier excusa es buena para tal efecto. En algunas ocasiones el acto acontece en el mismísimo centro de la capital y, aunque nos vemos en la obligación de lidiar con el excesivo uso de la bombilla, ninguna farola supone una barrera que consiga detenernos.

Buscamos otras vías, como las visitas a la naturaleza. Realmente es difícil olvidar esas acampadas que concentran el compañerismo de la convivencia con las inverosímiles anécdotas que suceden, mientras que, por otro lado, los veteranos comparten su saber con los que menos experiencia tienen. ¡Qué mejor manera de indagar en el cosmos! Parece que el incesante flujo de Astrónomos que siendo Aficionados se Asocian para lograr entender la maravilla celeste tiene un ritmo de aumento ilimitado, incluso quince años más tarde.

El saber astronómico que los científicos manejan hoy en día excede, con mucho, a lo que uno puede descubrir con los telescopios existentes para uso estándar. Ellos trabajan en inmensos laboratorios con el fin de hacer mediciones precisas; otros simplemente nos juntamos por nuestra afición. Lo que no podemos olvidar, y ha de quedar patente, es que todos compartimos las mismas estrellas.

Jesús Rubio Jiménez,

para conmemorar los quince años que cumple ASAAF.

Este artículo fue publicado en Tribuna Complutense el 24 de noviembre del 2009 (http://www.ucm.es/info/ucmp/cont/descargas/prensa/tribuna2077.pdf).